jueves, 2 de diciembre de 2010

AFP: Miles de damnificados esperan ayuda en sus publos inundados

Gloria Villegas sube a una silla y se seca las piernas antes de dar un salto y tumbarse en la cama. Toda su casa está bajo el agua pero logró poner a salvo sus muebles a la espera de que llegue la ayuda y cese la lluvia que cae en gran parte de Venezuela.
Gloria, embarazada de tres meses, se mueve descalza y con pantalones cortos en su vivienda anegada, situada en el pequeño pueblo de Acevedo (norte), a unos 150 km de Caracas, donde hace un terrible calor húmedo.
“Llevamos una semana así, bajo el agua. Recién hoy se pasó un poco”, cuenta a la AFP este jueves, apoyada en la puerta de su vivienda y con las pantorrillas sumergidas en el agua que lo ha invadido todo.
En su casa, que en realidad es un cuarto de unos 30 metros cuadrados, se amontonan cama, nevera, ropa, una cocina y hasta un televisor enchufado peligrosamente cerca del agua.
“Yo de acá no me muevo. Hay que esperar a que nos ayuden pero no podemos irnos y dejar todo botado”, explica, mirando al jardín, en el que emergen las hojas enormes de las matas de plátano.
“Esto va a durar un tiempo así”, comenta su marido, Jesús Sojos, que fue el encargado de encaramar todos los muebles sobre torres de ladrillos para mantenerlos aislados.
El vecino de Gloria, Filemón Hernandez, lamenta sobre todo haber perdido “sus matitas” de frutas y hierbas aunque todo en su casa esté inundado.
“Está perdido”, dice, mirando impotente su pequeño huerto arrasado por el agua. “Parecemos presos. Agua por allá y agua pa’acá. Sólo espero que la naturaleza tenga misericordia de nosotros”, comenta, esperanzado.
Las fuertes lluvias caídas en los últimos días en Venezuela dejaron hasta ahora un saldo de 31 muertos y tres desaparecidos, informó este jueves el ministro del Interior, Tareck El Aissami, quien estimó que hay 71.000 personas afectadas por las precipitaciones.
La naturaleza se ensañó especialmente con el norte del país, escenario en 1999 de un terrible deslave producido tras días de intensas lluvias y en el que murieron unas 10.000 personas, según cálculos extraoficiales. El recuerdo de esta tragedia, ocurrida en el Estado Vargas, sigue todavía vivo en los habitantes de la región.
“No hay tantos muertos pero el caudal de agua es peor que en el 99″, asegura a la AFP el gobernador opositor del Estado Miranda, Henrique Capriles.
“Hay que esperar a que bajen las aguas para evaluar realmente los daños. Eso sería por lo menos en tres o cuatro días más”, agrega.
En Acevedo, uno de los pueblos de la región afectados por el desbordamiento del rio Tuy, las autoridades regionales han dispuesto la entrega inmediata de agua, alimentos y artículos de primera necesidad para las familias damnificadas, sobre todo aquellas que viven en las zonas más alejadas.
Sin embargo, hay todavía muchas comunidades aisladas donde es imposible acceder por tierra ya que el nivel del agua es de casi un metro de altura.
Nieves Ruiz es la encargada de distribuir ayuda en Acevedo. Su casa está a unos 20 metros del río Tuy y tiene la sala inundada de agua. En la parte más seca de la vivienda aguarda su madre, una anciana de casi noventa años que no para de llorar desde hace días.
Desde el domingo pasado Nieves recorre las calles entregando ayuda.
“Hay que hacerlo mientras esperamos a que deje de llover y baje el río”, comenta.
Pero el cielo de Barlovento sigue oscuro y amenazante. La lluvia se detiene de cuando en cuando pero parece recomenzar cada vez con más fuerza.
A la hora del almuerzo, en casa de Gloria y Jesús se mezclan la resignación con una buena dosis de dignidad y de optimismo caribeño.
“Nosotros ya pasamos por esto hace casi 12 años. Ahora sólo esperamos que termine rápido”, afirma Gloria. AFP

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